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Os invito a embarcar en esta página de manera que, cual navegantes observando un lejano horizonte que nos dirige hacia tiempos pasados, nos dispongamos a realizar  singladuras a través de la historia naval, de forma general,  y  en especial por la historia naval española,  tan rica y centenaria como tantas veces desconocida y olvidada .

 

Pues de esa forma, generalmente desconocidos u olvidados en nuestra memoria histórica, se encuentran numerosos marinos que hicieron ondear el pabellón español por todos los mares del mundo. Buena parte de ellos combatieron con mérito por el Rey, las armas españolas, por la nación o por su propia supervivencia. Otros no  lo harían tan honrosamente.

 

Igualmente, desconocidos u olvidados  en la cultura popular española están gran parte, no solo de los  hechos de armas, sino también realizaciones, obras, fracasos  o  empresas exitosas que edificaron una historia naval como pocas en el mundo.

 

Entre los primeros cabría citarse a hombres como Luis de Velasco, Antonio Barceló, José Romero Landa, Antonio de Escaño, Blas de Lezo, Jorge Juan o Antonio Gaztañeta. Entre las segundas, la defensa de Cartagena de Indias, el desarrollo de la ingeniería naval en el siglo XVIII,  el combate del Cabo Celidonia, la toma de Lisboa bajo Felipe II o el mantenimiento durante siglos, contra todo pronóstico, de la comunicación marítima entre América y la península ibérica.

 

Mirando hacia el medievo, las naves castellanas y aragonesas fueron las primeras en el mundo que incorporaron la artillería naval. Posteriormente, mientras los marinos desmostraban que el Mar Tenebroso no era tal, que se podía navegar en él sin temor a monstruos y criaturas asesinas y que,  además,  servía para el comercio, las galeras españolas a remo y los bajeles a vela controlaron el Mediterráneo.  Español fue quien, tras el descubrimiento del América, dio la primera vuelta al mundo,  muchos años antes de que lo hiciera el inglés Francis Drake.

 

A partir del descubrimiento de nuevas tierras por Cristóbal Colón cambió la historia de la humanidad. Gracias al valor, la tenacidad y la constancia, los marinos de Castilla y los capitanes extranjeros a su servicio fueron dibujando un Nuevo Mundo. Con las riquezas americanas España se hizo cada vez más poderosa hasta el punto de que,  100 años después del descubrimiento de América, España era la única nación que controlaba sus islas y costas desde el Caribe a la Patagonia. El hecho de que España consiguiera que el resto de las potencias europeas no pudieran apenas ni pellizcar las riquezas americanas durante un siglo constituye una de las demostraciones de superioridad más absolutas de la Historia.

 

Con la unión de España y Portugal bajo Felipe II puede decirse que durante algunos años los mares eran un lago español. Esto no había ocurrido jamás y nunca más volvió a suceder, ni siquiera cuando los ingleses se convirtieron, tras la batalla de Trafalgar, en los señores del mar.

 

En el siglo XVI la presión sobre la acosada monarquía española aumentó. Las guerras en varios frentes animaron a sus enemigos a ser más agresivos y a los franceses se unieron holandeses e ingleses. España vio cómo se le disputaba el dominio del Atlántico,  pero contra todo pronóstico mantuvo su poder y las comunicaciones con América durante siglos, porque a la asombrosa generación de navegantes y descubridores le siguió una de valiosos capitanes como Oquendo, Recalde o Álvaro de Bazán. Ni siquiera desastres como el de la Empresa de Inglaterra hundieron a la marina española.

 

En el siglo XVII, un país despoblado, empobrecido, agotado y débil, se vio, de forma angustiosa, acosado en el mar por todo tipo de enemigos: las flotas reales de las potencias europeas,  los corsarios al servicio de ellas y los piratas, sin olvidar los tradicionales enemigos turcos y berberiscos. En un esfuerzo titánico, España consiguió, año tras año, mantener abiertas las rutas con América y Asia.

 

Con la instauración de la monarquía borbónica se produjo una notable recuperación; el poder naval español se consolidó como el segundo más importante del mundo tras Inglaterra. A pesar de que, inevitablemente, ocurrirían fracasos, fue un periodo brillante lleno de aciertos: cuadros administrativos eficaces y ministros competentes consiguieron que en España se construyeran nuevos astilleros, arsenales y fundiciones, se mejoraron las técnicas de construcción naval y se realizaron existosas expediciones científicas. Bajo el reinado de Carlos III los ingenieros navales españoles fabricaban bajeles de gran calidad. Para entonces, España era capaz de construir el Santísima Trinidad, único navío de cuatro puentes que ha surcado los mares del mundo.

 

Trafalgar, o siglos antes el fracaso de la Empresa de Inglaterra, no fueron hechos de los que la flota española saliera aniquilada, pues la principal repercusión fue económica, aunque también es verdad que, en ambos casos,  siempre será lamentablemente recordada la pérdida irremplazable de marinos capacitados.

 

Sin desmerecer que otras naciones como Holanda, Portugal, Inglaterra o Francia,  también hayan heredado una larga y rica historia marinera,  sí que hay que señalar que España ha escrito páginas fascinantes y únicas de la historia naval del mundo y en sus barcos han navegado grandes marinos. Aquellos  barcos y aquellos hombres fueron principales protagonistas que marcaron líneas maestras de la Historia. Lograron que el pabellón español fuese siempre reconocido y respetado, cuando no temido,  en todos los mares del mundo.

 

Incomprensiblemente, casi todos ellos están olvidados. España no ha sabido conservar esta memoria histórica naval tan fértil, secular y abundante. El caso de Blas de Lezo es sangrante y paradigmático: casi no hay libros sobre su vida, las enciclopedias apenas lo mencionan y prácticamente nadie ha puesto de relieve la importancia que tuvieron para España los acontecimientos de Cartagena de Indias y el grave peligro que significó el intento inglés de apoderarse de la ciudad. En contraste, Blas de Lezo es recordado en Colombia como parte principal y constituva de la historia colombiana, algo similar a lo que ocurre en Inglaterra con gran parte de sus marinos, especialmente con Nelson.

 

Por fortuna, de unos años a esta parte se aprecian esfuerzos e iniciativas tendentes a revitalizar para el acervo común español el enorme y apasionante legado histórico naval.

 

Esta página web, que ni es exhaustiva ni pretende serlo, solo quiere dar algunas pinceladas en el gran cuadro  fantástico y apasionante de la historia naval, en el que están representadas diversas naciones, multitud de hechos e importantes episodios y momentos históricos. También podrá hablarse aquí de otros variados temas, como los vientos, la navegación o el conocimiento de las partes de un navío de línea.

 

Pero, sobre todo, esta página web quiere aportar un pequeño, modesto y particular grano de arena en recuerdo y debido homenaje a aquellos marinos españoles que durante siglos fueron los forjadores de una historia naval española de auténtica leyenda, con la esperanza de que el esfuerzo, tesón, valor y dignidad con el que nuestros antepasados actuaron en tantas jornadas decisivas para su nación no caigan jamás en el olvido.

 

 

 

 

 

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