LA GUERRA DEL ASIENTO

 

 

 

 

Bocachica y el castillo de San Luis

 

 

Viernes 17

Fui continuando en embiar valas, Polvora y otros Pertrechos alos Castillos, y asi mismo cien hombres a Sn Phelipe y Santiago, los cinquenta de infantería, y los restantes de mar [ … ] Alas quatro dela tarde me auisaron venían quatro Navios recorriendo la Costa [ … ] esta tarde llegó la Balandra de D Pedro Mas con ciento cinquenta y cinco hombres, que me embia D Sevastian de Eslava, y luego les di orden para que se incorporasen con la tropa de marina que se hallava destacada en la Costa, pero me escrive Don Sevastian de Eslava, que solo se hallava con trescientos hombres dentro dela Plaza por tenerlos todos destacados fuera de ella, y que me componga con la que me emvía.

 

Savado 18

Este dia me avisa el Ofizial destacado en Santiago, que anoche una Lancha Inglesa vino sondando hasta la ensenada que esta junto aquel Valuarte y la jente abanzaba le hizo fuego y se retiró, me escrive D Sevastian de Eslava diciendo le faltan Viveres y jente pidiendome le embie la tropa, lo que executé devolviendole los ciento Cinquenta y cinco hombres que ayer vinieron y le respondi dando le a entender, que de vno y otro tenia la culpa; fui continuando mis providencias en componer estos castillos, reforzandoles con la jente de estos nauios [ … ]

Diario de Lezo

Desde las primeras luces del día 17 de marzo Lezo sigue organizando la defensa de Bocachica, y es el mismo día en que Lezo se queja en su Diario que el virrey no le envía suficientes hombres y que “se componga con lo que le envía”, 155 hombres de refuerzo sacados de puntos que no combatían, como las murallas de la ciudad.

 

Cuatro navíos y dos paquebotes se dirigen a un punto situado a medio camino de los dos canales, frente a Tierra Bomba. Reconocen el terreno y se acercan al canal de Bocachica. Lezo, que esperaba la maniobra, tenía preparada la respuesta minimizando daños y sacando el máximo provecho a los escasos recursos disponibles. Así, traslada desde sus barcos a 100 de sus marineros para reforzar a los otros 200 defensores del castillo de San Luis, enviando al mismo tiempo víveres y municiones.

 

Al acercarse los ingleses son recibidos a cañonazos, teniendo que retirarse para salir de tiro. Volvían nuevamente y se repetía la acción. Un navío inglés de 70 cañones fue desarbolado y dio fondo en Bocagrande. Le preocupaba a don Blas que los ingleses atacaran por tierra el castillo porque eso suponía rodearlo con artillería y precipitaría su caída, cosa que había que evitar o al menos retrasar todo lo posible.

 

Esta acción de ataque marítimo inglés se multiplicaría a partir de entonces, realizándose a todas horas al atacar permanentemente ocho barcos ingleses que se iban relevando de cuatro en cuatro. Los ingleses lanzaban contra el castillo de San Luis más de 60 disparos cada hora.


Pero el castillo de San Luis respondía con asombrosa eficacia. El secreto se debía al ingenio de don Blas, que había dispuesto la utilización de unas rampas bajo los cañones que alargaban el tiro. E inteligentemente ordenó que la artillería, en lugar de disparar al casco disparase a desarbolar con el fin de inutilizar los navíos ingleses para el resto de la campaña; para ello había ordenado tiempo atrás la fabricación de proyectiles que eran dos balas unidas por una cadena larga,  las cuales, al impactar en la arboladura de los navíos ingleses se llevaban por delante velas, jarcia y palos. Con este procedimiento se multiplicaba la acción destructora de los proyectiles.

Tipos de proyectiles empleados para desarbolar.

 

 

God damned, it’s the same bastard ! , diría Vernon, recordando aquel episodio de juventud cuando se asombró ante una exhibición del ingenio de Lezo abasteciendo Barcelona durante la Guerra de Sucesión.

 

Tratando de inmovilizar los navíos al despojarloes de arboladura multiplicaba así Don Blas las posibilidades de defensa del castillo de San Luis, pues esta fortificación no era lo bastante fuerte que debía ser, dado que sus muros sólo alcanzaban dos metros de altura, cuando debían tener al menos un metro más, y su grosor era de apenas 1’40 metros, anchura escasa para ser a prueba de cañón, sin contar que no todos los muros eran inclinados.

 

Las balas encadenadas salieron catapultadas con un formidable empuje, rotando como dos planetas gemelos que compitieran en velocidad giratoria, uno respecto del otro.

Pero el peso de las dos bombas, unido al de las cadenas, era muy superior al de un solo proyectil. Tanto, que el cálculo resultó insuficiente, y las balas cayeron a tres cuartos de distancia de los barcos enemigos.

-¡Muy bien, don Agustín! Con esta referencia, en el próximo tiro no se nos escaparán –le animó Lezo.

El artillero se dirigió al cañón contiguo, modificó el ángulo de inclinación de la boca, añadió una mayor cantidad de pólvora, cargó la munición, y se dispuso a repetir la operación, corrigiendo el disparo.

-¡Fuego! –repitió el almirante en cuanto la pieza estuvo a punto.

Nuevamente la doble bomba salió despedida como un torbellino arrollador.

No le hizo falta a don Agustín una tercera oportunidad para corregir el tiro, pues ante el asombro y el pánico de los marineros ingleses, el ingenio ideado por don Blas destrozó el palo mayor de una de las naves más grandes, a la que alcanzó a la altura del mastelero de gavia.

-¡Hurra! –gritaron los hombres, al presenciar cómo el mástil se inclinaba poco a poco, hasta caer al mar, llevándose consigo la gavia, el juanete y el sobrejuanete mayores  [ … ]

 

[ … ] volvió a cargar, modificando ligeramente el tiro.

-¡Fuego!

Volvió a acertar de lleno. Esta vez sobre el palo trinquete, tal y como le había sugerido el almirante.

El disparo resultó un poco alto, tal vez, pero suficiente para llevarse por delante todo el aparejo desde la verga del velacho hacia arriba  [ … ]

 

[ … ] -¡Muy bien, don Agustín! ¡ Vayamos ahora a por el palo de mesana! Trate usted de partirlo a la altura de la cofa [ … ]

 

Los ingleses seguían sin disparar. Dos mástiles partidos en dos tiros era demasiada casualidad. ¿Qué diablos hacían los españoles para disparar con tal acierto y capacidad de destrucción?

Don Agustín se concentró en el nuevo objetivo.

-¡Fuego!

Esta vez la doble bala cayó al mar, muy cerca de la popa del barco.

-¡Bien, don Agustín! El tiro iba bien dirigido. Le ha faltado tan sólo un poco más de fuerza. Pruebe otra vez, por favor.

El artillero se dispuso a corregir, a su discreción, el ángulo al que debía apuntar, y repitió el disparo.

-¡Hurra!

Acertó de lleno en el macho de la mesana. Cangreja, estay, sobremesana, perico y sobreperico cayeron sin remedio al agua.

RECREACIÓN LITERARIA. El héroe del Caribe. J. Pérez-Foncea, Editorial LibrosLibres. 2012.

 

Los barcos de Vernon se vieron sorprendidos. Resultaba asombrosa la facilidad con que esos imposibles proyectiles les destrozaban el aparejo, dejando los navíos a merced de los españoles.

 

El día 18 el comandante del castillo de San Luis envía un destacamento de refuerzo a la batería de Chamba. Se trata de impedir un nuevo intento de desembarco inglés, que en ese día no se realizó. Para asombro y enfado de Lezo, el virrey le ordena que le devuelva los 155 hombres que le había enviado el día anterior, 17 de marzo, basándose en que no tenía bastante tropa en la ciudad. Estas idas y venidas indican las dudas del virrey, su falta de decisión de destinar los hombres necesarios en el punto neurálgico. Él tenía otro plan de defensa en la cabeza, seguía convencido de que el ataque principal de Vernon se realizaría en La Boquilla. Por tanto, aunque en un primer momento accede a reforzar a Lezo, sigue dándole vueltas a su propio plan defensivo. Don Blas se verá obligado a sacar más gente de sus navíos para destinarlos a las baterías de Bocachica.

Domingo 19

Este dia se lleuaron ocho nauios delos que estauan anclados enfrente dela Boquilla, y vinieron ala inmediacion dela Encenada de Chamba, quedandose los demas frente dela Boquilla. Di orden alos quatro Nauíos para que veintey cinco hombres de Infanteria de cada vno estuviesen promtos amarchar a Chamba, por si intentasen hazer algun desembarco enaquel paraje, destacando antes vn Ofizial con quatro soldados para observar sus movimientos, y toda la noche se estuvo con Vigilancia.

Diario de Lezo

Vernon envía dos navíos a inspeccionar las posibilidades de desembarco en la zona entre la ciudad y Bocagrande. Parece albergar aún alguna duda sobre las acciones a realizar. Quizás pensase en alguna posibilidad de desembarcar evitando Bocachica. El caso es que los navíos se acercaron lo suficiente para entrar en el alcance de los cañones de las murallas, de manera que uno de los navíos ingleses acabó con destrozos y casi desarbolado. Los navíos anclan frente a Bocagrande durante un tiempo, ya fuera del radio de la artillería española, ojeando el terreno, y comprobando que al otro lado de la boca hay preparados dos navíos de Lezo. Finalmente los buques ingleses se alejaron de la zona.


Ese 19 de marzo cuatro navíos ingleses se unen a los otros cuatro existentes previamente frente a la batería de Chamba. Están acumulando fuerzas con vistas a un ataque generalizado contra las defensas españolas de la zona de Bocachica y estudiando las posibilidades de desembarco. Como ya queda dicho anteriormente, a don Blas le preocupa que los ingleses desembarquen y rodeen el castillo para rendirlo, cosa que, si finalmente no pudiera ser evitada, al menos era importante retrasarla lo máximo posible. Prepara Don Blas un grupo de 100 de sus marineros para, en caso necesario, evitar el desembarco en la zona de Chamba y envía una avanzadilla compuesta por un oficial con cuatro hombres para vigilar los movimientos enemigos.

 

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Eslava ordena el envío de un correo terrestre a Santa Marta para que desde allí saliese un barco de aviso a La Habana con el fin de informar a Torres y reclamarle socorro urgente (el barco llegó a zarpar días después pero fracasó en su misión al ser capturado). Dispone el envío de soldados al Canal del Ahorcado (posición sin lucha en esos días, pero Eslava insiste en su plan). Ordenó también el envío de refuerzos la batería de San José, en Bocachica, así como carpinteros para reparar las cureñas estropeadas.

Detalle del PLANO de la Bahía de Cartagena de las Yndias, de Antonio de Ulloa, del añó 1735, donde se aprecia la situación de las baterías de costa en Tierra Bomba, Bocachica, isla de Barú y otros detalles. La batería de Chamba la identifica como "Fuerte".


Don Blas, por su parte, debía cumplir con la defensa de Bocachica colaborando sus navíos con el castillo de San Luis. Esta disposición de Eslava no es nada concreto pues la organización defensiva de la zona ya estaba prevista así. A Lezo le parece adecuado que el virrey haya enviado refuerzos a boca del canal. Al fin y al cabo, Bocachica era el lugar donde él siempre había considerado que iba a dirigirse el ataque principal de Vernon.

Retrato de Blas de Lezo según grabado que se conserva en el Museo de San Telmo (San Sebastián)

Pero no deja de recordar al virrey que las fuerzas que se estaban empleando en Bocachica eran insuficientes, por lo que se vería obligado a desmantelar alguno de sus navíos para reforzar el castillo con su artillería y sus hombres.

 

Eso se podía evitar, como Don Blas explica al virrey, pues era mejor opción reforzar el castillo San Luis con tropas extraídas de otras posiciones del interior (destinadas a las murallas o a fortificaciones como Castillo Grande, que no tenía importancia estratégica) y que en esos momentos estaban inactivas, indicando que posteriormente podrían replegarse a sus posiciones del interior cuando fuesen requeridas para ello.

 

Eslava, dado que sigue pensando que debe estar pendiente del ataque Vernon que se produciría en La Boquilla (sobre todo desde que en un reciente recorrido de inspección a caballo por la zona sigue viendo enfrente velas inglesas), se niega a aceptar la propuesta.

 

El virrey es un militar de tierra y no se da cuenta de la diferente visión que puede tener un marino como Lezo basada en las posibilidades de movilidad y maniobra que ofrecen los barcos en caso de necesidad.


El ataque generalizado a Bocachica no tardaría en suceder. El día 20 se sitúan cinco navíos ingleses frente a la batería de Chamba, perdiendo el tiempo en bombardear una defensa inexistente porque la batería, a pesar de la preocupación de Lezo por un posible desembarco, por orden del virrey Eslava había sido abandonada dos días antes y retirados sus cañones. En esta ocasión, tanto Eslava como Lezo llevaban razón: la pequeña batería de Chamba no podría contener con sus escasos cañones un bombardeo masivo desde los navíos. Pero en lo que llevaba razón Lezo era en la conveniencia de evitar, mientras se pudiera, un desembarco inglés que atacase por la espalda al castillo de San Luis.

 

Un grupo de navíos al mando del contralmirante Chaloner Ogle bombardea las baterías de San Felipe y Santiago, que contaban con unos 15 cañones entre las dos, y 80 defensores al mando del teniente de navío Lorenzo de Alderete, hombre de confianza de don Blas. Junto a Alderete estaban destinados el sargento de marina Diego Serrano y el teniente de fragata José de Rojas. Todos son hombres de Lezo. Los atacantes son los navíos:

 

Norfolk  (80)

Russell  (80)

Shrewsbury  (80)

Princess Amelia  (80)

Litchfield  (50)

 

Un total de 370 cañones para realizar un bombardeo masivo contra pequeñas posiciones de defensa costera. Alderete resistió la lluvia de bombas nada menos que cuatro horas haciendo fuego certero. Los navíos Norfolk (80) y Russell (80) sufrieron importantes daños. El Shrewsbury (80) perdió el timón de un certero disparo de las baterías españolas y, con grandes dificultades en su gobierno, fue empujado por el viento hacia el canal de Bocachica, donde se puso a tiro de los cañones del castillo de San Luis, la batería de Varadero y los cañones de los navíos de Lezo, que no desaprovecharon la ocasión para machacarlo. Sus mástiles quedaron destrozados y el casco como un queso de gruyere. El navío inglés salió del atolladero al ser remolcado por botes a remo.

 

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IZQUIERDA, batería de San Felipe. DERECHA, batería de Santiago (en esta imagen se puede ver al fondo a la derecha la silueta de la batería de San Felipe). Estas imágenes, cortesía del Museo Naval de Madrid, nos muestran no sólo las reconstrucciones virtuales de las baterías sino que también se ha estudiado la flora y vegetación de la época para darnos una visión lo más fidedigna posible al aspecto que tenía Cartagena de Indias en 1741. Son fotogramas del video Blas de Lezo. Las fortificaciones de Cartagena de Indias, propiedad de la Fundación Museo Naval. Todos los derechos reservados.

 

Puede que hubieran resultado muy dañados los demás navíos en caso de poder seguir disparando los defensores, pero estos habían llegado al punto de encontrarse con todos sus cañones desmontados ante tremenda violencia del bombardeo inglés, pues los 370 cañones de los navíos enemigos se emplearon a fondo. En cualquier caso, esas baterías podían oponer una resistencia limitada ante la enorme superioridad artillera inglesa. Finalmente, sin posibilidad alguna de continuar la defensa, Alderete ordena clavar la artillería y tras ello se retiró con sus hombres al castillo de San Luis mediadas las dos y media de la tarde.

 

Clavar los cañones significa inutilizarlos a base de introducir un clavo a martillazos por el conducto superior del cañón por el que pasaba la mecha que iniciaba la combustión de la pólvora introducida en el interior del cañón. Era una operación habitual en la época para evitar que los cañones pudiesen ser utilizados por el enemigo.

 

Al sumarse los marineros supervivientes de las baterías a los defensores del castillo, este cuenta ahora con alrededor de 500 defensores pero, sin el apoyo de las baterías costeras, San Luis de Bocachica corre ahora serio peligro de ser rodeado por tierra. Lezo ordena evacuar por mar hacia Cartagena a los heridos. Desnaux, castellano de San Luis de Bocachica, solicita al virrey que su posición sea reforzada urgentemente.

 

Por su parte, Vernon no quería seguir exponiendo sus preciados navíos, que sufrían graves daños con los diabólicos proyectiles encadenados que había ordenado disparar don Blas, y viendo que sería complicada la rendición del castillo por mar decide forzarla por tierra con el desembarco, lo que obligaría a sacrificar buena parte de su tropa de asalto. No le importó el riesgo de sacrificar en lucha encarnizada a muchos de sus hombres con tal de preservar sus navíos. En la fuerza de desembarco incluyó al regimiento americano (para Vernon, al fin y al cabo provenían de una colonia de la metrópoli), entre cuyos oficiales figuraba Lawrence Washington.

 

La zona escogida en la isla de Tierra Bomba para realizar el desembarco es la situada al norte del castillo de San Luis y casi enfrente de las baterías de costa que apoyaban ese castillo. Es el único lugar existente con suficiente profundidad para permitir una aproximación de los navíos de gran calado.

 

Ese mismo día 20 los cañonazos del castillo de San Luis y de los navíos de Lezo dejaron muy dañados a cinco navíos ingleses. Pero Lezo estaba irritado con el virrey porque este se había negado a reforzar las baterías ahora desmontadas por los atacantes. Con un desembarco enemigo, el castillo de San Luis se encontraría en difícil situación pues sería bombardeado por todos lados, por tierra y mar. Para Lezo era fundamental mantener a los ingleses en el mar el mayor tiempo posible.

Lunes 20

Amanecieron los ocho Nauíos dados fondo en el mismo sitio, y se me acusó, de que delos que estaban en la Boqulia se havian destacado alas Nueve y media nueve Nauios gruesos pª venir á este sitio  [ … ]  y alas diez y media se me auiso, que todos los nauios de Guerra bajaban para abajo   [ … ]  empezaron a vatir con el Cañón desde Chamba hasta Sn. Phelipe y Santiago [ … ] y duró el fuego hasta las dos y media dela tarde, que se retiró el Capitán de Vatallones de Marina D Lorenzo de Alderete, después de haver clavado su artillería, y defendidose con la maior honrra, en aquella Vateria  [ … ] y al mismo tiempo las balas delos enemigos llegaban abordo dela Galicia, y San Carlos, tambien se dexo venir otro Navio de tres puentes para el mismo fin pero auiendole garrado su ancla se vino sobre el Castillo de Sn. Luis en donde aguanto, y empezó a vatirlo pero se le correspondio como alos que Vatieron a Santiago y San Phelipe durando el fuego hasta la noche y quedaron muy maltratados que fue menester que viniesen los Botes y Lanchas, especialmente para el que batio a San Luis que reciuio el fuego de parte dela Artilleria baja del nauio Sn. Phelipe, vateria de san Joseph, y la que se construyó en punta de a banicos, tuvimos abordo de estos Nauios algunos muertos y heridos. Asi que nochesio empesaron dos Bombardas a bombear el Castillo y algunas dirixieron a estos navios. Prouey el Castillo nuevamente, Cureñas, ruedas, exes, y Polvora reemplazando así mismo los muertos, y heridos, alas 8 quedavan dentro, quinientos y onse hombres, y los Carpinteros necesarios para componer las cureñas que se havian rompido, y poner en estado todo [ … ] y vn quarto de hora antes de amanecer, hize retirar la Lanchas y botes, que guardaban la Cadena.

 

Martes 21

Amanecieron quatro Navios de Guerra hacia la boca, mas arrimados a San Phelipe, pero fuera del tiro que son los mismos que ayer combatieron y especialmente el de tres Puentes se reconoce todo desguazado, y se retiró mas afuera como también los demas. Prosiguen las Bombas y alas onze y media dio fondo toda la Armada, desde la Punta de Chamba hasta la vateria, que el año pasado hizo fabricar, que de orden de D. Seuastian de Eslava, se excluyo a persuacion de D. Agustin de Iraola, cuia falta aoora se ha hechado menos, y por que si se huviese mantenido no hubieran Vatido a Santiago y San Phelipe, ni se hubieran a cercado a quella costa. Sele hizo tal fuego del Castillo aun nauio de 80 Cañones, que se hallaba detras de Santiago, que le fue preciso largar sus amarras y ponerse ala vela   [ … ]   caio otra raspando la proa del san Phelipe, lo que me motivo a sacar en Lanchas y Botes el resto dela Polvora que havia encartuchada en estos Nauios, para que mediante esta precausion no volasen. Apuesta del sol llegó el Capitan Agresote con trescientos y cinquenta hombres de tropa, y retiró el destacamento de Alderete, que después dela funcion del Santiago de mi orden se entró dentro del Castillo, acuio Comandante previno buscase algun negro baqueano para yr a reconozer estos montes, y ver sipodia coxer algún Ingles  [ … ]  porque absolutamente ignoramos o lo que hacen los enemigos, y no se dá prouidencia para saverlo, y lo mismo encargué al Capitan D Juan de Agresote, para que hechase algunas partidas a este fin [ … ] toda la noche muchas bombas en el Castillo y Nauios.

Diario de Lezo

Diorama de la batalla de Cartagena de Indias, vista general. Se observa, a la izquierda, que la flota british se ha dirigido a Bocachica donde se le hará difícil el paso por las fortificaciones existentes, los navíos españoles (a la derecha,) y la cadena que cierra el paso entre los fuertes de uno y otro lado. Si el lector presta atención podrá apreciar que los autores del diorama han tenido en cuenta el detalle de un desembarco en Tierra Bomba. NOTA: las fortificaciones que vemos en el diorama no son las existentes en 1741, sino las reconstruidas tras la batalla (ver CAPÍTULO 15).

 

 

Como nos señala don Blas en su Diario, durante los días 20 y 21 los ingleses enviaron un poderoso navío de tres puentes, otro de 80 cañones y un grupo de otros cuatro navíos a bombardear el castillo. Una vez más se demostró la efectividad de las rampas de madera que Lezo había ordenado construir, las cuales alargaban el tiro de los cañones y aumentaban la cadencia de disparo ante el asombro inglés. Del grupo de cuatro navíos atacantes, uno quedó muy maltrecho y tuvo que ser remolcado, tratando los otros tres de darle cobertura en su retirada. Luego ordenó don Blas que se bajasen las cadenas para combatir al navío inglés de 80 cañones dos de los suyos, San Felipe (80) y Galicia (70), en apoyo del castillo. El Galicia (70) se dirigió directo al perseguir al navío inglés. Los ingleses, puestos en aprietos y pillados en fuego cruzado, maniobraron para evitar un posible abordaje. Tras un intercambio de disparos, con algún daño al San Felipe (80), los atacantes no tuvieron más opción que darse a la fuga. El navío inglés de tres puentes quedó asimismo muy dañado y se retiró.

 

God damned, it’s the same bastard ! , diría Vernon.

 

 

Plano De la entrada y canal de Bocachica en la Bahia de Cartagena de las Indias

Dn. Juan Herrera y Soto mayor.

Biblioteca Nacional de España

Se trata de material cartográfico manuscrito del afamado ingeniero que tanta impronta dejó durante los años que trabajó en las fortificaciones de la plaza española. El manuscrito se cree que data de 1721.


Continua Don Blas muy preocupado por un posible desembarco inglés, en el que no deja de pensar. Tal acción inglesa posicionaría mucha artillería de tierra que atacaría el castillo de San Luis. Para su irritación, el virrey Eslava no permite inspeccionar el terreno y conocer los movimientos de los enemigos, de lo que deja constancia en su Diario, anotado ese mismo día 21. Ya antes pretendió talar el bosque existente entre el castillo de San Luis y las playas de Tierra Bomba para vigilar cualquier desembarco inglés y evitar que los atacantes formasen una batería en tierra, pero Eslava no lo autorizó porque no lo consideró importante a pesar de la insistencia del marino que avisaba que cuando quisiera defender ese lado del castillo sería tarde y no ya podría hacerlo. Ante la falta de iniciativa del virrey, Lezo envía por su cuenta a algunos de sus hombres a realizar batidas en un intento de obtener información sobre ese temido desembarco y, si fuese posible, hacer prisioneros.

 

Lezo iba perfectamente encaminado: tras haber eliminado las baterías de San Felipe y Santiago, Vernon obtiene esa posibilidad de efectuar el desembarco en Tierra Bomba, y ordena realizarlo de inmediato. Los primeros en desembarcar son 500 hombres al mando del teniente coronel James Cochrane. A continuación, otros grupos de hombres pertenecientes a las tropas del coronel Wolf y de los generales Guise y Wenworth. El desembarco fue frenado por un empeoramiento de las condiciones del mar, que aconsejaron posponer el desembarco de más hombres. Tras la suspensión temporal, y mejorando las condiciones del mar, el día 21 de marzo, mientras seguían atacando por mar el castillo, continuaron los ingleses con el desembarco poniendo en tierra tropas, artillería y municiones. Completar la operación les llevaría cinco días.

 

Establecer una base en condiciones y montar la artillería les llevaría a los ingleses bastante trabajo durante esos cinco días. Para situar los cañones a tiro adecuado tuvieron que recorrer alguna distancia a través de la selva portando pesados cañones de 18 y 24 libras. Se enfrentaban a un entorno muy húmedo, al intenso calor propio de la estación, a la abundante vegetación y al espeso bosque. Un lugar donde proliferan mosquitos y otros insectos. Tendrían que dedicar muchos esfuerzos a despejar parcialmente la vegetación y acomodar la pólvora en algún lugar seco, siempre rodeados de una humedad agobiante. Para colmo, el suelo era blando, de poca consistencia, de manera que a los primeros disparos de los cañones y morteros que instalaron las piezas se hundían parcialmente debido a la fuerza del retroceso del cañón, por lo que debían volver a situar la pieza continuamente.

 

Por increíble que parezca, los británicos cometieron el error de situar su campamento dentro del radio de acción de los cañones del castillo de San Luis. Por eso, cuando empezaron después a abrir fuego contra el castillo recibieron un bombardeo como respuesta española a pesar de que los defensores no tenían buena visibilidad de sus posiciones debido a la arboleda de la zona. En consecuencia, lo ingleses hubieron de reubicar sus posiciones artilleras perdiendo un tiempo precioso.

 

Lezo sabía muy bien que era fundamental resistir al máximo en Bocachica. Por eso en numerosas ocasiones pidió al virrey realizar salidas con el fin de impedir que el enemigo asentase sus posiciones y formase las baterías de artillería. Pero el virrey prohibió hacerlas. Sólo permitiría una salida cuando se tuviera información inequívoca de aquello que hacían los ingleses en Tierra Bomba.

 

-- Señor, debemos realizar una salida desde San Luis para cerciorarnos de que los ingleses no intenten establecer una cabeza de playa en Tierra Bomba. Si lo lograran, sería desastroso para nuestras posiciones. Si consiguen colocar sus piezas de artillería en tierra firme, ocultos tras la espesa maleza, y comienzan a cañonearnos también desde allí, entonces el castillo tendrá sus días contados. Y si San Luis cayera, los ingleses tendrían ganada más de la mitad de la guerra.

-- Vamos, don Blas. No me sea usted pregonero de desventuras. ¿No me acaba usted de decir que en un solo día han conseguido desarbolar cinco barcos británicos? ¿A qué viene ahora, entonces, ese repentino fatalismo?

-No es fatalismo, señor. Es mera estrategia defensiva. Las bombas dobles han supuesto un gran paso adelante. Y mantienen a raya a los navíos enemigos. Pero precisamente esa es una razón de más para evitar que se establezcan en tierra. Desde tierra firme podrían bombardear cómodamente día y noche las paredes del castillo hasta derrumbarlo. Y entonces, aprovechando su apabullante superioridad numérica, avanzar sin dificultades hasta tomarlo. ¿No me entiende? Es de vital importancia impedirles que se hagan fuertes en tierra, que desembarquen e instalen las piezas de artillería.

-- Le repito lo que ya le he dicho. Ustedes mantengan a los barcos ingleses a raya, y no habrá peligro de desembarco.

RECREACIÓN LITERARIA. El héroe del Caribe. J. Pérez-Foncea, Editorial LibrosLibres. 2012.

 

En la jornada siguiente, día 22, el castillo de San Luis continúa demostrando su efectividad contra los navíos ingleses, pero también continúa la falta de iniciativa del virrey, aumentando aún más en Don Blas su fijación por el desembarco inglés en Tierra Bomba. El perspicaz Lezo está convencido de que los ingleses tienen ya gente en tierra montando piezas.  Esto es lo que le impulsa a continuar con las batidas con el fin de saber lo que hacen los enemigos y al mismo tiempo plantear a sus hombres la idea de ejecutar contraofensivas para expulsar a los ingleses desembarcados. Así lo reflejó Lezo en su Diario.

Miercoles 22

Continua la fuerza de bombas, y llamé al Comandante del Castillo y a DoJuan de Agresote para ver si combenia hazer alguna salida, y fueron de parezer que Agresote con ocho hombres saliese para reconozer el monte, y sauer lo que executaban los enemigos, porque tengo la sospecha de que trabajan dentro del Bosque en forma sus ataques y Vaterias. Alas seis lo executó, y alas siete, y media volvió, diziendo, hauia encontrado a tiro de fusil de San Phelipe vn puesto abanzando de doze hombres, con los cuales se escopeteo, y que no vido trabajos ningunos   [ … ]  Alas quatro y media se levó un Navio de tres Puentes ala buelta de afuera con todos los rizos tomados alas Gavias   [ … ] y es vno delos que entraron en combate, que ba mui maltratado, y le sigue otro de cinquenta Cañones, y con eze son cinco fuera de combate   [ … ]   y se reconoce que el de tres Puentes, que ha quedado fuera del tiro del Castillo, tiene todo el costado de estribor desguazado por los rumbos que la Maestranza le está poniendo. Desde medio dia se reconoze que los enemigos han puesto vaterias de doze morteros en tierra, porque desde esta ora han empezado a tirar con ellos. Alas cinco y media de la tarde llegó Don Seuastian de Eslaua á este bordo, y se quedó en él, esta noche le hablé en punto de que se haga una salida para atacar alos enemigos, y hallo algunas dificultades en esta importante execusión  tambien se hablo para que fuese el Capitan Dn Miguel Pedrol, a reconozer lo que los Enemigos hazian por tierra, lo que este Capitan le facilitó, pero no dijo D Seuastian de Eslaua sini no, y con estas omisiones bamos dejando alos enemigos, que agan lo que quisieren [ … ]

Diario de Lezo

Piezas de artillería de tierra de la primera mitad del siglo XVIII

 

 

Ese día 22, como dejó anotado Don Blas, una patrulla al mando del capitán Juan de Agresote tuvo un encuentro con un destacamento inglés. Mataron a un oficial y dos soldados y pusieron en fuga al resto, tras lo que regresaron al castillo de San Luis y dieron la alarma. Lo que don Blas quería evitar se convierte, fatalmente, en una realidad: los ingleses comienzan a emplazar baterías en tierra. El virrey, al tener noticias de ello, se presentó en Bocachica y quiso estar un tiempo al frente de la defensa, llegando a caerle cerca algunos proyectiles durante su estancia en el castillo porque el bombardeo inglés era continuo.


Hizo bien Eslava en trasladarse allí y ver con sus propios ojos lo que estaba pasando. Lezo, que hubiera querido impedir el desembarco inglés, pues ello convertía en insostenible el castillo de San Luis, propone retirar a los hombres del castillo y combatir directamente la fuerza de desembarco enemiga, abortando su cabeza de playa, lo que también permitiría capturar municiones y material de guerra, a lo que se opone el coronel Desnaux, partidario del plan defensivo de Eslava y que, por tanto, pensaba que no convenía sacar hombres de sus posiciones ni siquiera de aquellos que permanecían inactivos tras las murallas de la ciudad.

 

El virrey ordena que no haya una salida de contraataque, que el castillo siga siendo defendido y que la marina lo apoyaría. Es decir, continuar como hasta el momento. No hay iniciativa por parte de Eslava. Es lo que don Blas anotó en su Diario el día 22 cuando indica que “ …pero no dijo D Seuastian de Eslaua sini no…”  El virrey dudaba, seguramente sopesaría pros y contras de la acción propuesta por Lezo, probablemente creyó, no sin cierta razón, que para una acción así necesitaba arriesgar un buen número de hombres, y finalmente no ordenó nada nuevo. Ni sí ni no.

 

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ARRIBA, Plano de Cartagena de las Indias, de Antonio Mazón. Manuscrito de 1741. Biblioteca Nacional de España.

DERECHA, detalle del mismo plano. Como se puede observar, está indicado el despliegue artillero terrestre de los ingleses. Así, se señala con el nº 10 una batería de 20 cañones, con el nº 11 una batería de 6 morteros, y con el nº 12 una batería de 12 morteros. Otros detalles del plano están en la leyenda ("Explicación", en el mapa original).

 

Las tropas inglesas desembarcadas emplazan tres baterías a una distancia desde la que poder batir el castillo de San Luis. En tierra habían dispuesto 38 piezas (algunos autores indican que en realidad fueron muchas más, al menos 60 piezas entre cañones y morteros). Estaba clarísimo que los ingleses se dedicarían a “ablandar” hasta doblegar los muros del castillo de San Luis. Una columna de infantería british desembarcada decidió progresar hacia el castillo siguiendo el camino de la playa para soslayar la difícil zona boscosa, pero eso hizo que se colocaran dentro del radio de tiro de la artillería española, por lo que tuvieron que retroceder.

 

Recordemos que simultáneamente, desde el primer día de la operación de desembarco en Tierra Bomba, 20 de marzo, Vernon ordenaba atacar el castillo de San Luis desde los navíos, como hemos visto. Estaba muy claro que su intención era rodear el castillo por mar y tierra hasta rendirlo, forzando así el paso de Bocachica.

 

Pero esto no les sería tan fácil y rápido como hubiera querido el vicealmirante inglés. Ya en los primeros ataques a San Luis tuvieron los ingleses habían tenido las primeras bajas importantes. A un navío inglés una bala le cortó el cable, por lo que quedó a merced de los cañones del castillo y de los navíos de Lezo situados al otro lado de la cadena que cerraba Bocachica. Tras varias horas de combate cesó el fuego al caer la noche, momento que aprovecharon los ingleses para remolcar de allí un cascarón que había recibido 240 impactos de bala y tenía 60 bajas entre muertos y heridos.

Imagen de playa en Tierra Bomba en la actualidad. La fotografía está orientada hacia el norte, por lo que podemos intuir al fondo hacia la izquierda, borrosos por la lejanía, edificios de la Cartagena de Indias actual, distante unos 5 kilómetros aproximadamente de esta playa.

 

 

Seguidamente, por la noche, dos bombardas inglesas continuaron arrojando bombas contra el castillo de San Luis. El cañoneo a este castillo continuó día tras día, insistentemente. Las propuestas realizadas por Lezo al virrey son desatendidas sistemáticamente. Una de ellas había sido especialmente adecuada: derribar los árboles de las cercanías del castillo hasta la distancia de tiro de cañón para que los defensores tuvieran vista clara de las posiciones enemigas y pudiesen apuntar su artillería con eficacia. Esto lo había propuesto don Blas como previsión a un posible desembarco inglés, que es lo que estaba ocurriendo ahora. Como otras propuestas de Lezo, esta también había sido ignorada por el virrey. Tan solo se había despejado una zona de 100 metros a la redonda del castillo, distancia insuficiente para alejar a los atacantes pues aún podrían ocultarse entre árboles y maleza a tan poca distancia de la fortificación.

 

Con enemigos desembarcados rodeando el castillo y bombardeándolo por todos lados, Lezo sabe que no habrá más remedio que retirarse hacia la ciudad, por lo que a su preocupación sobre la defensa de este castillo se suma ahora al previsor Don Blas la de organizar con el virrey, con antelación suficiente, dicha retirada para cuando llegue el momento de hacerla.

 

Durante estos días continuó Don Blas consignando en su Diario lo que va sucediendo.

Jueves 23

Este dia paso Don Sevastian de Eslaua al Castillo  [ … ] y se hablo sobre atacar alos enemigos [ … ] no lo quiere hazer, á esto respondi, que quando lo quiera no podrá. Alas siete se fue a Cartagª sin haver dado más disposicion que la de que saliesen ala noche algunos piquetes del Castillo, a las Barracas  de esta Plaza, continuan las tres Bombardas, y lo mismo la Vateria, y vna deellas Cayó en el Almazen delos Viveres del Castillo, que destruyó todos los que hauian   [ … ]  por lo qual le puse doze dias mas para la guarnizion y reemplazé como todas las noches los muertos y heridos.

 

Viernes 24

[ … ] y llegó a Cartagena D Agustin de Iraola Capitan de Artilleria al que embie al Castillo para que viese todo aquello y me avisase si algo faltaba, alas siete y media llegaron dos desertores Españoles de Islas de Canarias que estaban ábordo de vn Nauio de 70 Cañones, y refieren que el fin deenemigos era tomar el Castillo, y forzar el Puerto y que se dezia comunmente traian de doze a catorze mil hombres de Desembarco: que desde el dia 22 hasta oy han estado desembarcando tropa  […]  que ay tres nauios desarbolados, y dos mui maltratados dela funcion del dia 20 y queseles mató mucha gente en ella [ … ]  Alas dos dela tarde recivo carta de D Seuastian de Eslaua  [ … ]  y añade en su carta teme le falten los viveres y le respondi mi semptir sobre este asumpto, dandole a entender que si se huvieran tomado las precauciones con tiempo, no se hallara con esos rezelos tambien le digo que prevenga el tiempo y modo de dejar sin confusion este sitio en el caso forzoso de hauerse de retirar, para que esta tropa y jente de mar, y la del Castillo, y baterias puedan servir para la defensa dela Plaza, porque me rezelo que si los enemigos ponen Vateria de cañón em tierra se pierde todo esto   [ … ]  y segun el conocimiento q, tengo dela Ciudad haria mucha falta la tropa y gente de mar para su defensa, acuio punto (ledigo) es digno dela maior reflección.

Diario de Lezo

Los ingleses continúan los bombardeos desde mar y desde las baterías en tierra que, para irritación de Don Blas, no se les impidió instalar en su momento por orden del virrey. También le irrita la falta de previsión del virrey, que por su condición de tal era la máxima autoridad militar de Cartagena de Indias. Sin embargo, actuando nuevamente con inteligencia e ingenio, Lezo ordena derribar los merlones (la parte más débil de una muralla, entre los cuales se abren las troneras de los cañones) que estaban fabricados de piedra y ladrillo, reconstruyéndolos con costales de tierra apilados unos sobre otros. Con esto se conseguía que el impacto de una bala de cañón enemiga no hiciera saltar esquirlas que volaban en todas direcciones provocando heridas entre la tropa española porque ahora  los costales de tierra absorbían la energía del impacto. Así acondicionaba mejor el castillo ante un ataque frontal de gran envergadura como el que se preveía. Don Blas tenía experiencia en defensa de fortificaciones: en su juventud estuvo destinado a la defensa del castillo de Santa Catalina en Tolón, donde una esquirla le hizo perder la visión del ojo izquierdo.

Plano del Puerto y Ciudad de Cartagena en la America Dibuxado por Pedro Lebé Primer Piloto de los de Numero de la Rl. Armada. Datado posiblemente en 1741. Biblioteca Nacional de España.


El día 23 una bomba inglesa destruyó el almacén de víveres del castillo, procediendo Lezo a reenviar víveres sacándolos de los navíos y reemplazó las bajas con sus marineros. Eslava pide información a Lezo sobre la situación naval, y este le contesta que, por ahora se puede decir que la defensa está aguantando, pues ya están fuera de combate cinco navíos ingleses que han intentado forzar el paso de Bocachica. Lezo no solo repone lo necesario sacándolo de sus navíos sino que ofrece a uno de sus oficiales, el capitán Agustín de Iraola, para que, como experto en el tema, asesore a Eslava y a los hombres situados en la ciudad en asuntos artilleros. Es decir: Don Blas no solo ejerce sus funciones sino que coopera al interés general de la defensa incluso por encima de lo que se le reclama. No por ello Lezo deja de insistir a Eslava en la necesidad de hacer una salida contra los ingleses desembarcados.

 

Al día siguiente, 24 de marzo, el virrey comunica a Lezo su temor de que en la ciudad falten víveres, lo que Lezo aprovecha para recordarle a Eslava, como responsable de la administración del virreinato, que si hubiese tomado las precauciones necesarias nada de eso estaría pasando. Para Vernon es un día difícil: tras más de una semana no ha conseguido prácticamente nada pero tenía desembarcados 3.000 hombres pero están detenidos. Tal cantidad de tropa en tierra demanda una considerable cantidad de víveres que no consigue cubrir. También es necesario evacuar enfermos y heridos. Y el resto necesita descansar tras tantos días de actividad. Para ayudar en el suministro de víveres a la gente desembarcada había pensado Vernon tomar Pasacaballos, el lugar donde desembocaba el Canal del Dique. Días atrás había enviado una partida de hombres que, a través de la selva, debían apoderarse del lugar, pero el suministro desde allí aún no ha entrado en funcionamiento. A Lezo le habían llegado noticias de que habían visto a ingleses merodeando cerca de Pasacaballos, por lo que envió al lugar una compañía para contrarrestar la acción inglesa.

Sauado 25

Los enemigos continúan en vatir con doze morteros por tierra, este dia por la mañana recivo carta de D Seuastian de Eslaua en respuesta dela mia de ayer en que me dize comviene mantenerse todo lo que se pudiese, para dar mas tiempo porque de esto depende de la seguridad de aquella Plaza, me conforme con el dictamen pero es menester que el Castillo aguante y  para esto era preciso que lo huviese puesto en otro estado, haciendo su Glasis, poneéndole su Paralizada, echandole los merlones fuera que con compuestos de Ladrillos, Caracoles y Piedras que solo siruen para destruir la jente, como esta subsediendo   [ … ]  pero nada quiso asentir en punto de executar estas obras [ … ] Como tamvien, que se desmontase la arboleda á tiro de cañón del Castillo respondiole , que no tenia jente ni dinero de que resultara que dentro del mismo Bosque formaron los Enemigos sus Baterias sin que sean vistos, y vna vez que lo consigan se perdio el Castillo sin dificultad [ … ]

Diario de Lezo

Quizás este día 24 era un buen y oportuno momento para los españoles para dar un golpe importante a los ingleses cuando estos se encontraban detenidos y debilitados. Pero no se hizo el contrataque deseado por Lezo, el virrey no lo autorizaba.

 

Así transcurrieron esos días en los que las tropas españolas apenas descansaban pero seguían aguantando el envite permanente de los cañones británicos, tanto los instalados en tierra como los de los navíos. Es entonces cuando Don Blas se entera de que la escuadra de Rodrigo de Torres está en La Habana. No podrá acudir en socorro de Cartagena de Indias porque el correo que para avisarle había sido enviado días atrás por Eslava fue capturado y su tripulación hecha prisionera por los ingleses. Pero dos marineros de dicho correo capturado se fugaron y comunicaron a Lezo la noticia.


Fue un nuevo disgusto para don Blas, pues creía a Torres en Santa Marta, cerca de Cartagena de Indias, a solo un día de navegación. Sin embargo, el virrey no le había comunicado este detalle. Recordemos que, al iniciarse el asedio el día 13 de marzo, Lezo había enviado un correo hacia Santa Marta avisando a Torres de que no zarpara aún hacia Cartagena porque esperaba el momento oportuno para atacar a Vernon por la espalda con la escuadra de Torres, que se presentaría rápidamente desde Santa Marta.

 

Una nueva decepción para Don Blas.

 

Un nuevo motivo de desconfianza para Lezo respecto al virrey.

 

Y el definitivo convencimiento de que están absolutamente solos. Nadie vendrá a socorrerles.

 

Pero no se puede bajar la guardia: una batida a cargo del capitán Miguel Pedrol, al mando de 30 soldados, informa que los ingleses siguen instalando artillería y que se dispone, valientemente, a atacar una unidad del flanco derecho inglés, ante lo cual Lezo le envía a su fiel capitán de fragata, Juan de Agresote, con 20 soldados y un grupo de la milicia local, en apoyo de la osada acción de Pedrol, que tuvo éxito: la unidad inglesa es puesta en fuga habiendo perdido tres hombres, mientras que los españoles sólo tuvieron un herido.

 

Para el heroico castillo San Luis de Bocachica pasan los días con insistente cañoneo. Vernon ha decidido aumentar la masa artillera a emplear contra las posiciones españolas en Bocachica. Sumando la artillería terrestre y la de sus navíos, tiene ahora tiene destinados al canal unos 18 morteros y cerca de 700 cañones.

 

El día 27 los disparos españoles desde el castillo causan la muerte del comandante del Prince of Orange (70), lord Aubrey Beauclerk, nieto del rey ingles Carlos II Estuardo (el padre del comandante difunto era hijo natural del rey, bastardo que fue reconocido). Ese mismo día deja Don Blas en su Diario una anotación que nos demuestra tanto su mentalidad de servicio como su desconfianza hacia el virrey.

 

(Pulsar en las imágenes para ampliarlas)

 

Domingo 26

Este dia reparé que los enemigos habían quitado los doze morteros, y los han puesto en la bajada entre San Phelipe y Santiago, repartidos hacia la derecha, y otros ala izquierda, mudé la gente de mar que tenía en el Castillo para el manejo dela Artilleria, para que descansase, y entré otra de refresco en su lugar y se haga mejor el seruicio   [ … ]   Todo el dia y noche mucho fuego de Bombas y seles correspondio con Cañón.

 

Lunes 27

[ … ] Alas 11 vino dela Ciudad D Seuastian de Eslaua, pasó al Castillo de donde vino abordo y dixo en la conbersación, que tuvimos que siendo este el refugio dela Plaza, era menester hazer la ultima defensa: asegurele que por nuestra parte no abria dificultad, y que para esto nos tenia el Rey, y eramos vasallos, y que si todo se hauia de sacrificar lo haríamos congusto, pero que diese providencias para que el honor delas Armas del Rey, y el nuestro no padeciesen que aunque era tarde, no obstante mucho se podia hazer todavia, comio aqui, y se bolbio alas quatro sin decir mas, ni disponer otra cosa, cuio cauteloso silencio me ha dexado Spre en la maior perplexidad sin saber aque atrivuirlo [ … ]

 

Martes 28

[ … ] Las Bombas que se han tirado hasta oy amediodia por los enemigos por tierra y mar son dos mil y ciento, álas doze desertó un soldado Irlandes que trajo á este bordo, y preguntándole del estado de los enemigos dixo; que estauan construyendo vna batería de veinte cañones de veinte y quatro y otro de morteros ados tiros de fuzil del Castillo dentro del Bosque   [ … ] Que hay Porcion de Artilleria en Tierra, que el general dela tropa también lo esta, Que nro Cañón y Bombas les han hecho grande estrago  [ … ] que a tiempo del ataque general quieren ataxar la Comunicacion de esta Costa hasta tierra Bomba para que no se escape ninguno a socorrer la Plaza: Despache al Virrey el desertor con D Pedro de Elizagarate participandole estas noticias, para ver si con ellas toma otras providencias.

Diario de Lezo

A first-rate shortening sail

Obra de Samuel Scott hacia 1736

National Maritime Museum, Londres.

Nos representa un grupo de embarcaciones inglesas donde destaca un navío inglés de tres puentes del siglo XVIII en maniobra de reducir vela.

 

 

La noticia que había dado el desertor irlandés el día 28, anotada por don Blas en su Diario, es aterradora, pues los cañones de 24 libras eran muy pesados y poderosos. El fuego continuado de veinte de esos cañones, que era la cantidad de ellos que informó el desertor irlandés que se estaban montando, convertiría en escombros el castillo. También informó de que había un general desembarcado en tierra. El esfuerzo inglés se multiplica en toda la zona de Bocachica, pues paralelamente a este ataque al castillo de San Luis se atacan las baterías que apoyan a esta fortificación.

 

En efecto: además de los navíos de Lezo, en apoyo del castillo estaban la batería de San José y en la isla de Barú las de Punta Abanicos y Varadero.


La situación en Bocachica se torna crítica para el castillo de San Luis. Los ingleses han desembarcado en Tierra Bomba y tras desalojar las posiciones de artillería costera española instalan baterías en tierra desde la que baten al castillo. Al otro lado de Bocachica atacan igualmente las posiciones españolas de Varadero y Punta Abanicos. Sin embargo, el castillo de San Luis, la batería de San José, los navíos de Lezo y la cadena siguen manteniendo a raya a los ingleses quienes, después de bastantes bajas y días de esfuerzo aún no han conseguido su propósito de pasar al interior de la bahía de Cartagena de Indias. Mapa de elaboración propia.

 

 

La batería de San José estaba al mando del capitán Francisco Garay. Punta Abanicos la mandaban el teniente de navío José P. Campuzano y el teniente Joaquín de Andrade. Mientras que Varadero se encontraba al mando del alférez de navío Gerónimo Loyzaga. De forma similar al castillo de San Luis (que intentó protegerse con baterías cercanas), para apoyar la batría de San José y combatir desembarcos se habían instalado las baterías de Punta Abanicos y Varadero. La de Abanicos instalada al otro lado de Bocachica incluso podía alcanzar Tierra Bomba.

 

El inglés destina los navíos Litchfield (50) y Rippon (60), y una fragata, a bombardear las baterías de Barú, siendo respondidos con gran eficacia por los españoles, que eran en su mayoría artilleros de marina, hombres de Lezo. Las baterías contaban también con soldados y milicias, unos 100 hombres en total. Los ingleses, aunque trataron de bombardear violentamente esas baterías, tenían el problema del poco calados y los bajíos de la zona, que mucho les complicaba acercarse con cierta seguridad.

 

A Vernon le resultan muy molestas las baterías de Punta Abanicos (14 cañones) y Varadero (4 cañones), adelantadas a la batería de San José. Era algo desconcertante que los cañones que allí existían tuvieran la eficacia que demostraban. El apoyo que prestan estas baterías, con ese fuego muy efectivo, es un inesperado  incordio para sus planes. No quiere exponer sus navíos al cañoneo combinado desde varios puntos a izquierda y derecha de Bocachica teniendo enfrente, para colmo, los navíos de Lezo, que alcanzaban a los suyos causándoles daños, y la maldita cadena, que le impide avanzar y está retrasando su paso a la bahía de Cartagena de Indias. Ese sistema de defensa reforzado con la cadena, recordemos, lo había organizado Lezo tiempo atrás.

 

God damned, it’s the same bastard ! , mascullaría Vernon recordando que en su juventud ya conoció a Lezo.

 

Decide el inglés quitarse de en medio esas molestas baterías españolas. Pero no lo hará con sus navíos, que no quiere exponer al fuego, sino que ordena una acción de comando a realizar mediante un desembarco a unos 800 metros del lugar donde se encuentra emplazada la batería de Punta Abanicos, para tomarlas al asalto desde tierra.

 

Así, en la primera hora del 30 de marzo, al mando del capitán de navío Thomas Watson, desembarcan 200 soldados y 300 marineros en el lugar indicado.

 

Don Blas se percata de las intenciones enemigas y para reforzar las baterías envía de inmediato en dos botes un grupo de soldados para reforzar la posición.

 

La pequeña batería española de Varadero, al mando del alférez de navío Gerónimo Loyzaga, dispone de sólo 4 cañones y 15 hombres. Los españoles intentaron variar la dirección de los cañones al verse atacados por un flanco, pero no pueden resistir mucho tiempo. Los ingleses consiguen tomar la posición española cuando José Loyzaga y sus hombres se habían retirado hacia la batería de San José. A continuación los ingleses se dirigen a tomar la batería de Punta Abanicos que, igualmente muy escasa de dotación (después del bombardeo sólo quedaban operativos 2 cañones y se disponía de 15 hombres) resiste con fuego de fusilería pero, finalmente, se retiran también hacia San José.

 

Con la caída de esta dos baterías, a los ingleses se les abría camino hacia la última de ellas, la de San José. Pero lo pensaron mejor: si se dirigían hacia ella caían bajo el radio de acción de la propia batería y de los navíos de Lezo. Así que se conformaron con haber desalojado a los españoles de las dos baterías costeras que tanto molestaban a Vernon. Eliminado el incordio, se retiran, reembarcando en botes hacia sus navíos.

Miercoles 29

Oy solo quedan 17 Baricas de carne, y tozino para estos quatro Nauios, Castillo y Vaterias despues de hauer metido el Castillo ocho días de viveres que con ellos, y los que envie el dia 23 hago quenta tendrá para veinte días. Lo participé a Don Seuastian de Eslaua, quien emvio este dia algunas balas   [ … ] me avisa el Comandante del Castillo, que vna Bomba auia rompido doze Atacadores de veinte y cuatro y treze de adies y ocho los que inmediatamente les reemplaze. ( … ) A las doze y media dela noche se reparó se hazia fuego de cañon, y fucileria en la Vateria del Baradero, y ynmediatamente despaché dos Botes con jente de infanteria, ydemar para sobstener aquel sitio   [ … ] y ala vna subcedio lo mismo en la Bateria Nueva de Punta Abanicos, adonde embie luego socorro [ … ] y ala una y media vimos quemar ambas vaterias faltando en el numero dela jente que huia en la nueva un Theniente de Artilleria, cinco soldados, cinco marineros, y tres negros  [ … ]

 

Jueves 30

Emvie al reconocimiento delas vaterias asi que amanezia, y desde la del varadero hasta la nueva se hallaron treinta hombres delos enemigos muertos con un Oficial   [ … ]  Diorden se tomasen posesión delas Vaterias perdidas [ … ] y la hize reforzar dejente de mar   [ … ] Alas tres dela tarde vino d. Seuastian de Eslaua de la Ciudad, y fue al Castillo y bino abordo alas 6  [ … ]  instele mucho sobre una salida, para demoler las obras delos enemigos no huvo forma de asentir ni dar los motivos delo contrario no debiendose dudar deque los enemigos estan formando sú Vateria de Cañones [ … ] y no se como se conviene esta negacion, cuando antes le hemos oydo dezir tratandose desta materias, que si los enemigos formasen Vateria haria que seles hechase encima, y oy no lo quiere executar, por eso tendrá esto el paradero que se deve esperar.

 

Viernes 31

[ … ] se hizo mucho fuego desde las seis y media dela mañana hasta las diez y media de la noche con Bombas ala Bateria Nueva, por haver visto se trabaja en ella, haciendole igualmente alos Navios y Castillo.

Diario de Lezo

Estatuilla de bronce de Blas de Lezo.

Museo Naval de Madrid.

 

Pero los españoles, viendo las molestias que se tomaban los británicos en destruir las baterías para después abandonarlas, envían a ellas nueva tropa, que desclava los cañones y consiguió reutilizar 10 de ellos. Desde la batería de San José se trajo la necesaria munición. Vernon se incomoda y decide enviar al navío Rippon (60) contra Punta Abanicos, indicándole que se acerque lo máximo posible e intente destruir la posición española de una vez por todas. Mientras tanto, Lezo se desespera, tristemente, de que el virrey no le haga caso en la idea de ejecutar un contraataque en Tierra Bomba, e intuye claramente el cercano final del castillo de San Luis. A este sigue sosteniéndolo Lezo con víveres y pertrechos sacados de sus navíos.


Reconstrucción virtual de Bocachica. A la iaquierda, el castillo de San Luis y a la derecha, en el islote, la batería de San José. Los arrecifes y bajíos dejan un estrecho canal donde los navíos sólo pueden navegar en fila. La imagen, cortesía del Museo Naval de Madrid, es un fotograma del video Blas de Lezo. Las fortificaciones de Cartagena de Indias, propiedad de la Fundación Museo Naval. Todos los derechos reservados.

 

 

Eslava se persona nuevamente en el punto caliente, Bocachica. El virrey no se escondía tras las paredes de un despacho sino que se personaba en primera línea, tomándole el pulso a la batalla. Lezo puede esgrimir un nuevo argumento en el que apoyar su idea de realizar una contraofensiva: la operación comando ordenada por él contra un flanco inglés que se había realizado por un grupo de 60 hombres al mando de Miguel Pedrol, operación que había tenido éxito y consiguió expulsar a la unidad inglesa  enemiga de la posición que atacaron, lo que podía indicar que los ingleses aún no tenían del todo consolidadas sus posiciones en Tierra Bomba. Lezo, una vez más, insiste al virrey en realizar una salida que desaloje a los ingleses de las cercanías del castillo de San Luis. El virrey sigue negándose a ello.

 

¿Por qué este empeño de Eslava en negar una y otra vez una acción que parecía tan conveniente?  Seguramente nunca sabremos la respuesta con claridad. Existe la posibilidad de que el virrey aún confiaba en que, de una manera u otra, pudiera avisarse a Rodrigo de Torres, fondeado en La Habana, para que viniera con su escuadra y cumplir así con su plan de defensa. Recordemos que este plan del virrey no era descabellado pero dependía completamente de lo que hiciera Torres. Según este plan, la escuadra de La Habana pillaría a los ingleses por la espalda mientras que en tierra el virrey lanzaría un ataque masivo. Para el ataque por tierra el virrey necesitaba la mayor cantidad de hombres disponibles, calculaba que 1200. Quizás por eso no quería arriesgarse a sufrir muchas bajas entre la tropa antes de tiempo. Admitía que mantener a raya a los ingleses en Bocachica, cosa que se estaba consiguiendo con mucho esfuerzo, era conveniente, así como que el dispositivo de la cadena instalada por orden de Lezo y defendida por los navíos de este estaba dando buen resultado manteniendo fuera de la boca a los enemigos y evitando, por ahora, encerrar a los españoles dentro de la ciudad. Pero, probablemente, ver que pasan los días y no consigue tener noticias de Torres descoloca al virrey, que no acaba de decidirse a modificar su plan. Es posible que por la cabeza de Eslava empezasen también a aparecer ciertos fantasmas: si se perdía Cartagena y no moría en el intento se le pedirían responsabilidades, si la batalla se alargaba debía economizar hombres, víveres y pertrechos para resistir largo tiempo, que es lo que estaba haciendo, si Cartagena no se perdía se aplaudirían sus decisiones … etc.

 

Es una explicación, el lector puede formarse su propia opinión, pero no olvide que Eslava sabía desde tiempo atrás que Torres se había alejado de Cartagena, fondeando en La Habana y durante días este hecho no se lo había comunicado a Lezo … ¿para no admitir abiertamente ente el marino que su plan de defensa se estaba deshaciendo?

Oficial de artillería español de 1710 en un antiguo sello de correos

 

 

Eslava pernocta en el navío de Lezo y vuelve a la ciudad en la madrugada del día 31, jornada en la cual Vernon ordena preparar  nada menos que 13 navíos para un próximo ataque al castillo. Para contrarrestar el aumento del poderío artillero por tierra y mar, Lezo destina al día siguiente, 1 de abril, buena parte de los cañones de sus navíos para instalarlos como nueva batería, dejando sus propios navíos bajo mínimos.

 

Mientras tanto, un marinero español evadido de los ingleses informó que había sido apresado en Pasacaballos y que los ingleses tenían botes dentro de la bahía controlando así el lugar que servía para hacer llegar víveres a Cartagena de Indias. Se trataba de otra operación comando inglesa. Los hombres que se habían enviado allí no habían podido evitarlo. Muy mala noticia.

 

Aunque parecía a primera vista que las cosas iban rodadas para los ingleses, si vemos la situación con mayor perspectiva percibiremos que no las cosas no les iban tan bien como parecía: después de dos semanas de intensos combates utilizando una tremenda superioridad artillera y humana, no habían conseguido forzar el paso de Bocachica ni, por tanto, aproximarse a la plaza española. Esto era demasiado tiempo y les estaba costando mucho en navíos, municiones, víveres y hombres. El esfuerzo por rendir un pequeño castillo de murallas endebles y parapetos de poco espesor estaba resultando absolutamente desproporcionado. Vernon se ve obligado a convocar un consejo de guerra para determinar las acciones a realizar con el fin de conseguir entrar en la bahía de Cartagena de Indias de una puñetera vez.

 

Por parte españolas los capitanes Pedrol y Agresote continúan efectuando infiltraciones nocturnas con sus respectivas patrullas, atacando a las columnas británicas que se aproximan en su avance hacia el castillo. Provocaron bajas entr los ingleses en proporción de 4 muertos por cada baja española.

 

El día 31 de marzo a las 6’30 horas se inicia nuevamente el ya habitual bombardeo diario contra el castillo de San Luis por parte de las baterías británicas instaladas en tierra, que lanzan bombas de manera constante. La cadencia inglesa alcanzó los 60 disparos/hora. Las murallas de San Luis iban quedando más y más deterioradas. El bombardeo durará todo el día, hasta bien entrada la noche (en su Diario Don Blas anotó hasta las 22’30 horas).

 

En esos momentos los defensores de San Luis ya solo disponían de unos 170 hombres de infantería, 200 marineros y algunos operarios para el mantenimiento, las murallas estaban bastante deterioradas y se había producido la inutilización de 25 cañones emplazados debido, no solo al nutrido fuego inglés, sino al deterioro durante su intenso empleo, que ocasionó, inclusive, que uno de ellos reventara en el momento del disparo y matara a tres de sus servidores e hiriera a otros 18 soldados que se encontraban en sus inmediaciones. El material dañado es reemplazado a costa de las dotaciones de los navíos de Lezo que se encontraban en Bocachica, lo que demuestra nuevamente, al igual que hizo en marzo de 1740 cuando Vernon atacó a Cartagena la primera vez, que dominaba perfectamente la maniobra de los materiales(*). Con las piezas, Lezo manda también sus correspondientes equipos de artilleros navales para sustituir a las bajas.

(*) Consiste, básicamente, en la capacidad de trasladar y asentar en una nueva posición las piezas y las municiones correspondientes para seguir desempeñando su misión desde un lugar más adecuado.

La batalla de Cartagena de Indias. Francisco Javier Membrillo Becerra. Publidisa, 2011.

 

(Pulsar en las imágenes para ampliarlas)

 

Ataque británico a Bocachica. Óleo 50x70 de Luis Gordillo. Museo Naval de Madrid.

 

Es copia de una cromolitografía de una serie titulada "Episodios Marítimos" que apareció en Madrid en 1849. El motivo de esta escena es ficticio y debe interpretarse como creación artística de los grabadores de la época pero sin ambición de rigurosidad. Si esta escena representa la lucha en Bocachica hay que recordar que los navíos de Lezo no salieron a mar abierto y, por tanto, allí no se produjo nunca un combate de escuadras como parece aparentar la pintura, amén de que la construcción defensiva no es el castillo de San Luis. Una interpretación más apropiada: se trata de un combate en el interior de la bahía (no en Bocachica), lo que se deduciría de la fortificación del primer término (el fuerte de San Sebatián del Pastelillo que defendía el acceso al puerto interior de Cartagena de Indias) pero, de todas formas, allí no se dió ningún combate naval entre navíos españoles e ingleses, pues los navíos de Lezo ya no existían.

 

 

Llegan momentos terribles para el castillo: los ingleses combinan el ataque de 13 navíos con un martilleo artillero de las baterías que habían instalado en tierra consistentes en cañones y morteros que lanzaban granadas y bombas. Una auténtica lluvia de proyectiles. Pero Lezo no estba dispuesto a que a los británicos les saliera gratis: Don Blas no tarda en entrar en acción y a la defensa del castillo se sumaron dos de sus navíos, el Galicia (70) y el San Carlos (60); los maniobró para acercarlos a la costa y apoyar al castillo, de manera que apuntaban hacia el lugar del bosque de donde provenían los disparos así como a la infantería inglesa que pretendía acercarse a San Luis.

 

A los otros dos navíos españoles, el Africa (64) y el San Felipe (80), ordenó acercarlos hacia la cadena para combatir directamente a los navíos ingleses que se aproximaban. La combinación de artillería desde el castillo y desde los dos navíos españoles hizo que conforme se iban acercando los ingleses iban sufriendo el fuego cruzado español. El buque de Lezo, el Galicia (70), disparó 760 bombas que hicieron mucho daño a las baterías de tierra inglesas, lo que obligó a los ingleses a suspender el fuego. Los atacantes vuelven a la carga hacia las 15:30 horas. En respuesta, Lezo envió 300 de sus marineros a reforzar la artillería española en previsión de un asalto enemigo. La defensa fue especialmente exitosa este día, pero la otra cara de la moneda también es cierta: los navíos de Lezo y las defensas artilleras españolas en tierra estaban llegado al límite. Tanto que al anochecer del día 2 el castillo de San Luis ya solo contaba con dos cañones operativos.

Savado 1º de Abril

Antes de amanecer emvie mas jente para adelantar las obras dela Vateria nueva y finalizarla en todo oy y embie asi mismo al Castillo de San Luis veinte y quatro atacadores de aveinte y quatro, ydiez y ocho, y ya no quedan enestos Navios sino lo mui preciso, y si dela Plaza no los embiam nos quedaremos todos sin ninguno. Los enemigos destacan varios Botes pª. Reconocer lo que se hace en la Vateria nueva, por lo cual será preciso reforzarla esta noche. Alas doze del dia recibi un papel del Ofizial, que se halla en Pasacaballos destacado de la Plaza, en que me partizipa, que los enemigos venían para el estero, con intento de ir aquel sitio [ … ] en cuia noche atacaron la Vateria Nueva, y la del Varadero inmediatamente, que anochescio hize reforzar aquellos puestos, dando las ordenes convenientes para rechazar los intentos delos enemigos, y empezó la Vateria nueva á hazer fuego, con su Cañon.

Diario de Lezo

A pesar de que sus navíos habían recibido lo suyo, es a partir del segundo día de abril, cuando el vicealmirante Vernon empieza a vislumbrar su victoria con seguridad. Está convencido de que el castillo de San Luis no podrá resistir mucho más tiempo el poderío artillero inglés ---lo qie era cierto--- y caerá en cuestión de horas  ---no tan rápido, more slowly, please, estimado british---.   Está seguro de que, salvado el obstáculo, su penetración en la bahía cartagenera es ya imparable y, por consiguiente, en pocos días la plaza española, la ciudad llave de América del Sur, será suya. Para él, la victoria inglesa se antoja incuestionable y próxima, al alcance de la mano.

 

El día 1 de abril continua el incesante bombardeo al castillo, con la intención de rendirlo de inmediato. El día 2 se combina el ataque artillero de tierra con el ataque ordenado por Vernon de un grupo de navíos al mando del comodoro Lestock. Estos navíos era los siguientes:

 


 

 

( Richard Lestock )                      Boyne (80)

Princess Amelia (80)

Hampton Court (70)

Prince Frederick (64)

Suffolk (64)

Tilbury (60)


Al acercarse los navíos británicos, los españoles los reciben con disparos de cañones provenientes del castillo de San Luis, la batería de San José y los cuatro navíos. Don Blas, que se las sabe todas, acerca sus barcos a tiro de fusil hacia los ingleses, colocando a grupos de hombres armados con mosquete en lugares donde podían alcanzar con sus disparos a los artilleros enemigos, hacia los que había ordenado concentrar el fuego, mientras que forma otros grupos a los ordena armar con armas blancas y pistolas por si surgía la ocasión de efectuar un abordaje.

 

Cañón español de 24 libras según Ordenanza General del Ejército de 1728 (reinado de Felipe V)

 

Las baterías de Punta Abanicos y Varadero, para sorpresa del inglés, se suma también al cañoneo. No pasará mucho tiempo antes de que Vernon envíe nuevas fuerzas a destruir de una vez por todas las baterías que tanto le incordiaban.

 

Mientras tanto, el navío Boyne (80) se sotaventó y el español San Felipe (80) se coloca atravesado. Los españoles no perdieron la ocasión y sometieron al navío inglés a un durísimo castigo. Gravemente averiado, al llegar la noche los ingleses consiguieron remolcar a duras penas lo que quedaba del navío mientras que el Prince Frederick (64) y el Hampton Court (70) seguían disparando sin cesar contra las posiciones españolas, pero al amanecer estaban tan destrozados que tuvieron que ser remolcados igualmente. Otros dos navíos ingleses, el Suffolk (64)y el Tilbury (60) sufrieron menos castigo pero sus disparos contra el castillo de San Luis fueron poco efectivos.

 

Lezo, que durante todos estos días de asedio al castillo de San Luis no ha dejado de sostenerlo con sus navíos y apoyarlo con su artillería naval, no tiene duda: a pesar de las muestras de heroicidad de sus defensores el catillo no puede aguantar más tiempo. Debe aceptarse la realidad. Su defensa ya la cree totalmente inútil porque está convencido de que sus 4 navíos y los 400 hombres de Desnaux no pueden seguir frenando la gigantesca armada inglesa que a no mucho tardar hará ceder al castillo. En consecuencia, Lezo propone atraer a los ingleses a un combate en tierra. Pero para Desnaux, la retirada del castillo significa una deshonra. La defensa del castillo supone un enfrentamiento entre Desnaux y Lezo, que solo puede zanjar el virrey Eslava. Pero este no envía los necesarios refuerzos para hacer una salida de contrataque desde el castillo porque dice tenerlos comprometidos en combatir un nuevo desembarco de 600 ingleses en La Boquilla, lo que pone en peligro la ciudad. Teme Eslava que este desembarco se consolide y produzca como resultado la instalación de baterías en tierra que alcancen a bombardear Cartagena de Indias.

 

(Pulsar en las imágenes para ampliarlas)

 

Domingo 2

[ … ] Alas siete y quarto dela mañana empezaron los enemigos a vatir el Castillo con diesiseis cañones de veinte y quatro, y doze morteros por tierra, con cuia demostración no se dudara ya de lo que tantas veces he prevenido a D Seuastian de Eslaua, y luego reconoci el Parage del Bosque de donde salía el fuego, me atravesé con este nauio para batirla, no obstante el que me hacen de cañon, y Bombas y lo continue htª las seis dela tarde, que cesé por tener varias quereñas rompidas, y necesitar de componerlas, y hacer cartuchería, por auer disparado este dia setecientos y sesenta tiros pegué fuego, a su Vateria, y les hize suspender el fuego dos oras, y media, [ … ] y se puso al sudoeste del Puerto disparando a la vateria nueva [ … ] y recelándome fuese para atacar la Vateria nueva, la hize reforzar con trescientos hombres, dando las ordenes y providencias convenientes para rechazarlos.

Diario de Lezo

Recreación de artillería británica

 

El 3 de abril se acercan a Punta Abanicos tres buques ingleses. Se trata del navío Princess Amelia (80), y las fragatas Litchfield (48) y Shoreham (32). Su misión: apoyar un nuevo desembarco de tropas al mando del capitán Watson para destruir, por segunda vez (y que Vernon desea definitiva) las baterías de Punta Abanicos y Varadero.


 

Plano y perspectiva de la batería de San José, por Juan de Herrera y Sotomayor, 1730.

Servicio Histórico Militar, Madrid.

 

 

Los españoles habían conseguido que volvieran a ser operativas, pero entre ambas ahora suman sólo 10 cañones. Ante fuerzas tan superiores, y estando ya arrasadas anteriormente a causa de los bombardeos, las batería no pueden resistir mucho tiempo y sus defensores han de retirarse hacia la batería de San José. Los británicos destruyen Abanicos y Varadero por segunda vez, o lo que quedaba de ellas, como era su propósito. A continuación atacan la batería de San José, cuya defensa está al mando del capitán Francisco Garay. El problema de esta batería es que sus cañones estaban orientados hacia el canal para combatir a los navíos pero no para contener un ataque terrestre desde el interior, por lo que la numerosa tropa británica atacó por retaguardia y el flanco. Los españoles intentaron variar la dirección de los cañones, pero fue en vano.

 

En los combates por la toma de estas posiciones, los españoles sufrieron 70 bajas. Uno de los muertos fue el alférez de navío José Loyzaga. Los supervivientes embarcaron en los botes de socorro que les envió Lezo. La mayoría fueron acogidos en el navío Galicia (70).

 

Lezo ve que el castillo de San Luis está ya demasiado maltratado por el continuo bombardeo inglés por tierra y mar. Está irritado porque el virrey no ha atendido sus demandas de hacer salidas para evitar que los enemigos instalasen las baterías de tierra las cuales aceleraron ostensiblemente el desgaste del castillo. No obstante ello, la artillería española sigue respondiendo asombrosamente dentro de sus ya limitadísimas posibilidades. Tres de los navíos españoles, el Galicia (70), San Carlos (60) y San Felipe (80), presentaban bastantes daños. La situación es crítica. Se torna evidente que ya solo queda tratar de evitar el máximo tiempo posible la caída del castillo de San Luis de Bocachica para dar tiempo a organizar la retirada de la tropa.

Lunes 3

[ …  ] una ora antes del dia envie la orden para que se retirase la gente, que puse anoche en la Vateria Nueva. [ … ] vino D Nicolas Carrillo, Capitan de Compañía del Regimiento de España, que exerce de Ofizial de ordenes de D Seuastian de Eslaua, a saver lo que havia de Nuevo, y le dixe que sino lo veia que me parecia muy regular el permitir alos enemigos fabricar vaterias sin haverles hecho oposicion ninguna, no obstante mis repetidas instancias y que asi se lo dixese de mi parte, respondiome que el Sr. Eslaua hallaua dificultad por el monte y desfiladeros para conseguirlo; respondiles pues para ellos no ha hauido dificultad, ni desfiladeros, y si ellos lo han echo porque no lo hemos de hacer nosotros, teniendo mas conocimiento destos sitios y vaqueanos que nos dirijan, y por fin que para perder lo todo mexor seria con las armas en las manos, [ … ] Vino el Comandante del Castillo y me dixo [ … ] que el angulo dela parte de la mar caera oy, o mañana, y que era presiso el tomar el partido de hazer una salida para clavar la artilleria alos enemigos, respondile que bien sauia que mi dictamen, hauia sido spre este [ … ] y se lo participo a V.E. para que lo ponga en conocimiento del Virrey, aque le respondi, hagalo Vm. por que yo no lo haré, para que no se creaes proposicion mia, que, artas le tengo hecho sobre esto y otros asumptos, sin conseguir los fines  [ … ] alas ocho vino D Seuastian de Eslaua, abordo en donde durmió.  toda la noche muchas Bombas y entre ellas incendiarias.

Diario de Lezo

Durante la noche del 3 al 4 de abril se reunieron Blas de Lezo y el virrey Sebastián de Eslava en el navío Galicia (70) con el fin de estudiar la situación del momento y las acciones a realizar. Los ingleses siguen bombardeando insistentemente. Eslava ha podido ver con sus propios ojos que una parte de las murallas del castillo están destruidas o amenazan derrumbe. Constata que existe una gran brecha en las murallas que permitía el acceso hacia el interior con relativa facilidad. La artillería de los navíos de Lezo hace todo lo que puede en apoyo del castigado castillo, pero en sus navíos empieza a escasear la munición. Lezo comienza a primeras horas del día 4 a dar órdenes para organizar en lo posible el salvamento de pólvora y municiones y trasladarlas a la ciudad para que sirvieran a su futura defensa. En la mañana del día 4 un cañonazo inglés alcanza al Galicia (70) muy cerca de la mesa ante la que parlamentan Lezo y Eslava. Las astillas provocadas por el impacto causan heridas a ambos, a Eslava en un brazo y a Lezo en un muslo y una mano.

 

Afortunadamente las heridas no son de gravedad y no impedirán a cada uno continuar ejerciendo normalmente su actividad contra el enemigo inglés. Lezo permanecerá a bordo dirigiendo personalmente la defensa. También hubo suerte, si se quiere ver así, porque hubiera sido un severo golpe que la defensa de Cartagena de Indias quedase descabezada en momentos tan críticos.


Una bomba inglesa cae en el polvorín del castillo, haciendo estallar la pólvora y municiones (ya escasas) que quedaban. Todos saben ya que la caída del castillo de San Luis es cuestión de horas. La posición se ha tornado absolutamente insostenible después de haber aguantado durante muchos días un bombardeo con una media de 62 bombas cada hora. Según anotó el propio don Blas, 18.000 cañonazos y más de 6.000 bombas fueron lanzadas contra el castillo de San Luis de Bocachica.

 

Los ingleses, además, ya dominan el otro lado del canal, pues habían tomado las posiciones de Punta Abanicos, Varadero y San José. Por añadidura, desde ese lado pueden destensar la cadena que les frenaba. Lo hacen liberándolas del anclaje.

Martes 4

[ … ] Alas nuebe fui herido en un muslo y en una mano  [ … ]  Los quatro Nauios Ingleses quedaron bastante maltratados; pues se retiraron fuera del tiro antes de anochezer con el fuego que les hicimos, Alas dos dela noche se retiró ala ciudad D Seuastian de Eslaua, adar prouidencia de embiar embarcaziones para retirar la jente del Castillo y nauios porque ya conoze que esto está de mala calidad, y que el Castillo no puede resistir mas ni los Nauios tampoco, toda la noche mucha bomba, flechas incendiarias, y Bombas delo mismo.

Diario de Lezo

Lezo, la misma noche del día 4 en que es herido a bordo de su buque, envía nuevos hombres para cubrir la retirada de los agotados defensores del castillo. Según el coronel de ingenieros Carlos Desnaux, castellano de San Luis de Bocachica, el castillo solo es ahora “un pequeño cuadrado en mal estado”.

 

La heroicidad y el empeño  en la defensa de este castillo fue decisiva en el transcurso de la batalla y llegó al punto de que Vernon se planteara días atrás si no sería mejor levantar el asedio e intentarlo por otro punto.


Recreacion de infantería del siglo XVIII avanzando en formación de combate.

 

El virrey acepta la propuesta de Lezo y da orden de abandonar el castillo, no sin previa rendición honrosa. Desnaux tiene que aceptar la realidad. Lezo hubiera querido combatir de otra forma, pero el virrey no aceptó sus propuestas. Todos los cañones del castillo están desmontados y no pueden disparar. Le quedan a Desnaux algunas balas de cañón, unas 100, que ordena pasarlas a los barcos de Lezo. El número de defensores ascendía a poco más de 350.

 

Ese mismo 4 de abril las tropas del general Wenworth se preparan para un asalto inminente a lo que queda de San Luis de Bocachica. Al día siguiente, 5 de abril, los ingleses continúan lanzando una lluvia de bombas pero el fuego de fusilería del castillo ya no era ni nutrido ni efectivo. A las 16:30 horas del día 5 de abril se derrumba la parte de la muralla que estaba más castigada, quedando la fortaleza accesible desde el exterior. Tras 17 días de bombardeo continuo día y noche, era inevitable que los muros del castillo de San Luis presentaran esa enorme brecha. Los ingleses inician el asalto. Por Tierra Bomba las tropas inglesas se dirigen al castillo divididas en tres columnas, a la cabeza de las cuales iban los colonos norteamericanos. Al principio encontraron resistencia española debido al fuego de fusilería que se disparaba desde las ruinas, que produjo numerosas bajas entre los colonos. Cuando el fuego de fusilería no era suficiente, se calaron las bayonetas. Los ingleses, en una oleada de más de 2000 hombres, estaban ya muy cerca, a menos de 100 metros de las ruinas, prácticamente encima de menos de 300 defensores, los que aún quedaban. Desnaux, que es herido, aunque no de gravedad, ordena calar bayonetas.

 

Finalmente, el coronel Desnaux, comandante de la posición española, muestra bandera blanca. Envía al capitán de fragata Juan de Agresot, que conocía la lengua inglesa, a negociar una capitulación. Los british no quisieron saber nada y continuaron disparando y avanzando. Agresot tuvo que retirarse con rapidez. No aceptan los ingleses una rendición honrosa. Ven a punto de cobrar la codiciada presa y contestan con disparos. Tienen orden de pasar a cuchillo a toda la guarnición. Desnaux, siguiendo las órdenes que le había dado el virrey, ordena abandonar el castillo. No se podía hacer más, se había llegado al límite de lo humanamente posible. In extremis, Desnaux y los supervivientes se retiran con los ingleses pisándoles los talones. Hay que alcanzar el embarcadero cuanto antes.

Uniformes de los marines americanos en el siglo XVIII, por Liliane & Fred Funcken. El uniforme del regimiento de colonos americanos en Cartagena de Indias (considerado el embrión del actualmente afamado cuerpo de marines de EE.UU.) es el de la primera figura de la izquieda, el "Gooch Marines", en referencia a William Gooch, coronel jefe de dicho regimiento. Las otras tres figuras corresponden a marines americanos del último tercio del mismo siglo.

 

 

El apresuramiento convierte en desordenada y caótica la retirada: soldados saliendo de entre las ruinas, corriendo en desbandada, a través de la arboleda, en dirección al embarcadero. Los había que alcanzaban la playa y se arrojaban al agua.

 

Hay mucha confusión. Algunos soldados, héroes anónimos, tratan aún de luchar entre las ruinas para dar tiempo a la huida de sus compañeros, pues en medio del caos, tal como había hablado con el virrey, Lezo había ordenado cubrir la retirada enviando 60 hombres al mando del capitán Miguel Pedrol, intentando así ganar el tiempo necesario para recoger la gente con todos los botes y lanchas disponibles de los navíos. o que estuvieran por allí. La valerosa acción de Pedrol y sus hombres salva a Desnaux de caer prisionero. Cual si fuera una aparición, Eslava llega en ese momento desde la ciudad trayendo cuantas lanchas y botes pudo encontrar en el puerto, añadiéndose a los botes y lanchas de los navíos. Se embarcan apresuradamente víveres, pólvora, armas, y todo lo utilizable. Se logró rescatar unos 250 hombres. Pedrol, cubriendo la retirada, es herido en un costado pero, de forma tan asombrosa como valiente, ha conseguido parar momentáneamente a los ingleses. Pero no por mucho tiempo: 2.000 ingleses se aproximan por el camino de la playa hacia las ruinas del castillo.

 

En su Diario, Don Blas hace un resumen de lo ocurrido, volviendo a recordar que la prohibición de Eslava de hacer salidas del castillo, permitiendo así la instalación de baterías enemigas en tierra sin tratar de destruirlas, es lo que precipitó la caída desl castillo. Está convencido de que el sistema defensivo (castillo, cadena, navíos y baterías de apoyo) era el adecuado, pero a él no le correspondía la decisión de hacer un contraataque terrestre contra las baterías inglesas comprometiendo buena parte de la tropa, sino al virrey. Lezo se asombra de la eficacia de la defensa que él mismo había ideado antes de la llegada del virrey al recordar que el castillo de San Luis no era precisamente una fortaleza a prueba de bombas, y sin embargo los ingleses están pagando un precio demasiado alto en su empeño de conquistar Cartagena de Indias. Relata también los daños que presenta su navío, el Galicia (70). Finalmente reconoce que si los enemigos hubieran sido más listos habrían podido rendir el castillo antes, pero eso no sucedió.

 

Merece mucho la pena leer lo que anotó ese día. Es la anotación más extensa de todo el Diario.

Miercoles 5

Alas cinco y media empezó el fuego de los enemigos con dieciocho cañones y veinte morteros por tierra, y con quatro nauios de guerra por mar de 70 Cañones [ … ] Una Bomba caio en la toldilla sobre un Barraganete, la que se abrió en dos pedazos, y fue ala mar, dispararon también valas rojas, pegaron fuego dos vezes a este Navio, que tiene desde la lumbre del agua para arriua, toda la Proa por la banda de babor echa un agujero [ … ] tiene muchos cañonazos debajo del agua [ … ] a las once vino el comandante del Castillo a participarme, que todo el parapeto desde el angulo de tierra hasta el dela mar con toda la cortina havia Caido, de la Brecha estaba practicable para que los enemigos diesen el asalto, y que con la jente que tenia no la podía defender [ … ] y en vista de esta relacion y reconocimiento q. hize comprendi que auia de auer una gran confusión en el Castillo, sobre el modo de retirada de aquella Tropa [ … ] y yo pase a bordo de una Canoa, que tenia a tiro de fusil del Navio cargada de cartuchos de Polvora, aformar las ordenes de lo que devian prazticar los Capitanes delos quatro Nauios, las que hize distribuir alas quatro dela tarde. Alas cinco vi salir toda la guarnicion del Castillo, huiendo hacia el camino delas Barrancas dela Playa, gritando que nos cortan, y echandose al agua, desuerte que fue preciso embiar varios Botes  [ … ] a este tiempo llegó D Seuastian de Eslaua, y fue testigo de esta confusion; repare que el Sn Carlos y el Africa yban a pique y que hauian pegado fuego al nauio Sn Phelipe [ … ] sin atender los unos y los otros alas ordenes, que esta tarde anteriormente les auia distribuido; pero poseidas las tripulaciones dela fuga del Castillo, y haver visto mas de cincuenta Botes, y lanchas, que embiaban los enemigos cargadas de jente aLa enzenada del Varadero, y que al mismo tiempo venian como dos mil hombres de tropa a dar el asalto   [ … ]  nada tuvieron presente, sino abandonarlo todo  [ … ] Emvie a D Feliz Celdran [ … ] dándole un hacha para que la echase apique pero le pegó fuego Di varias prouidencias para recojer la gente, y nos dirijimos D Seuastian de Eslaua y Yo hasta Bocagrande, adonde llegamos alas nueve dela noche, y di orden alos Capitanes delos dos Nauios del Rey  [ … ] para que sin perdida de tiempo levasen sus anclas, y se dirijiesen para el canal entre el Castillo grande, y Manzanillo  […] vengo en conocimiento, que las prevenciones que hize a D Seuastian de Eslaua, los dias veinte, y quatro y veinte cinco del pasado para arreglar sin confusión esta retirada fueron fundadas. Alas quatro dela mañana me restitui ala ciudad, después de veyntiun dias de Bocachica, diecisiete de combate continuo de noche y dia  [… ] cuio suceso no esperé y se huviera terminado la empresa delos enemigos en aquel sitio, si D Seuastian de Eslaua, como lo solicité, hubiera querido oponerse al desembarco formacion de baterias, y aun despues de hechas, si se huviese dispuesto una salida general para destruirlas, porque reconoci muy del principio que los enemigos no intentarían forzar el Puerto hasta queno huviesen arruinado el Castillo   [ … ]  y sin duda si se huviera dado las providencias de evitar el daño que se originó, de tierra, ni el Castillo, ni nauios se huvieran perdido, y los enemigos se huvieran retirado de aquel paraje segun se reconocio por sus operaciones y recelo conque entraban a atacarnos, quedando como claramente vimos diez nauios imposibilitados de poder hazer fuego ni entrar mas en combate, creyendo tambien haber perdido mucha gente en los diecisiete dias, asi de sus nauios como de la tropa, y no se creerá, que un Armamento tan formidable, aya tardado todo este tiempo para rendir un Castillo, que en substancia no es mas que un mal quadrado rebestido de quatro baluartes imperfectos, su mamposteria, y parapetos mui malos, como queda referido, sin tener un sitio a prueba de Bomba, ni cañon donde abrigar la jente, Polvora y viveres, como la experiencia le ha manifestado, cuia fortificación y nauios en el tiempo de su sitio han disparado seis mill, y sesenta y ocho bombas, y mas de dieziocho mill cañonazos, y pocas vezes se habra visto que los Nauios vaian en brecha   [ … ] ,  añadiendo,  que si qualquiera huviese atacado aquel Castillo la misma noche del dia veinte de Marzo, o veintiuno amas tardar se huviera aloxado al Pie de su muralla, y le huviera pegado el mismo para volarlo, o rendirlo, pero no lo hicieron asi, por esto, los socorros diarios, que tuve cuidado de meterle de jente, viveres, Polvora, y Valas, pudo dilatar su defensa diecisiete dias.

Diario de Lezo

 

Ha caído la primera línea de defensa española. Se había perdido para España el hasta entonces infranqueable paso de Bocachica. Allí se perdieron cuatro navíos y unos 300 hombres. El castillo de San Luis quedó destruido.

 

Pero a los ingleses les estaba saliendo muy cara su empresa de Cartagena de Indias: casi 3 semanas enfangados en el cerco a la plaza y en combates lejos de la ciudad con elevado gasto en municiones, pólvora y víveres, 10 barcos muy dañados, algunos amenazando hundimiento, y se calcula que más de 1.500 bajas desde el inicio del asedio. Una proporción aproximada de una baja española por cada cinco inglesas. A este ritmo los ingleses corrían el riesgo de acabar sin tropa suficiente ni navíos con la artillería necesaria para apropiarse de la plaza. Se trata, pues, de un desgaste inesperadamente alto para Vernon. Carísimo. No solo eso: el paso de los días corría a favor de los españoles porque, como siempre había sucedido, se estaba dando margen de tiempo para la propagación de las temidas enfermedades tropicales. Y, por si fuera poco, Vernon había consumido casi la mitad del plazo disponible según las existencias en víveres y necesidades logísticas.

 

El optimismo del momento quizás les nublase a los ingleses la visión del preocupante coste de su empeño. Vernon veía, sobre todo, el coste en sus preciados navíos, y eso le producía cierta desazón. Se convenció de que la Marina había sido la gran sacrificada y no deseaba que las cosas continuaran así, por lo que decidió que las fuerzas terrestres tendrían que tener más peso en las acciones futuras y debían en adelante asumir sus pérdidas.

 

La caída del castillo de San Luis abre a los británicos la puerta de Bocachica. Empiezan a penetrar por el canal. Ocupan la batería de San José, una posición ya vacía, pues ha sido evacuada poco antes. Los botes que transportan hombres y material reman con todas sus fuerzas hacia la ciudad.

 

La evacuación mediante los botes se había organizado en tres oleadas: una con Eslava, otras con Desnaux, y la tercera con Lezo.

 

Entonces se precipita el final.

 

En un último y desesperado intento de evitar el paso de los buques ingleses, los cuatro navíos españoles, maltrechos por su enfrentamiento de tantos días contra los ingleses, son hundidos o quemados.

 

No fue nada fácil para el marino dar la orden de hundimiento, ni para su tripulación cumplirla, aunque sus buques ya se encontrasen casi ingobernables, pero al igual que cuando [ … ] cedió marineros, artilleros, cañones, municiones y víveres propios para ayudar a las posiciones terrestres de la infantería, aunque en ocasiones no estaba de acuerdo con que eran las mejores soluciones que se tomaban, tenía las ideas claras de que lo fundamental era la defensa general de la plaza y de los habitantes de Cartagena de Indias. Esa era la misión que le había sido encomendada y a ello se dedicaría a costa de los sacrificios que fuesen necesarios, tanto propios como de sus subordinados. Y, por otra parte, tampoco le fue sencillo convencer, u obligar en su caso, a parte del personal embarcado a abandonar los navíos y que incluso tuvieron que dirigirse a nado hacia el embarcadero a retaguardia de San Luis, ya que la mayoría de los escasos botes existentes en los navíos se habían reservado para la evacuación hacia la ciudad de los heridos que se encontraban a bordo. Pero Lezo era un líder cuyas órdenes, por muy difíciles que fuese su cumplimiento, eran aceptadas con confianza por sus subordinados.

La batalla de Cartagena de Indias. Francisco Javier Membrillo Becerra. Publidisa, 2011.

 

Hundir los navíos en el lugar adecuado y sin personal especializado era una tarea bastante complicada, sobre todo cuando se dispone de muy poco tiempo y todo son prisas. Con el hundimiento tratan de obstaculizar el paso de los navíos ingleses por el estrecho canal. Con la precipitación del momento no se hizo bien esta penosa tarea: sólo el San Carlos es hundido en lugar adecuado, mientras que el San Felipe y el África, que fue cañoneado por el Galicia, ardieron antes de tiempo sin estar en la posición conveniente. Y en el Galicia, que era el que mejor movilidad conservaba y por eso se utilizó para conseguir el hundimiento de los otros tres navíos, no prendió el fuego con rapidez y no pudo ser quemado, dando lugar a que llegaran botes ingleses que lo abordaron, controlaron el conato de incendio y tomaron prisioneros a 54 españoles que quedaban a bordo, que no tuvieron tiempo de abandonar el navío.

 

Lezo, que iba en la tercera oleada de botes, pretendió acercar unos botes al Galicia para intentar recoger a la tripulación que aún quedaban allí y que todavía no había podido abandonar el barco. Pero nada se puedo hacer porque el barco ya había caído en manos británicas y la tripulación española hecha prisionera.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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